Por Gustavo Torres
La delegación de migrantes paraguayos radicados en Argentina que partió el domingo desde club Atlético Deportivo Paraguayo –ubicado en el barrio porteño de barracas- representa a distintos sectores organizados de la colectividad paraguaya en Buenos Aires. La participación de los migrantes paraguayos en el acto de recordación del histórico triunfo electoral del 20 de abril de 2008 que distinguió a Fernando Lugo como presidente de la República, es una expresión de apoyo al proceso político iniciado y la profundización de los cambios.
Durante los últimos 50 años, la expulsión sistemática de los paraguayos/as al exterior ha sido ejercido desde el centro mismo del poder fáctico, que utilizó -durante los más de sesenta años de gobiernos colorados- mecanismos diversos de subyugación para expulsar compatriotas, como la intolerancia política, criminalización de los sectores organizados y la aplicación de políticas de ajustes económicas, gran parte desarrollada durante la larga dictadura de Alfredo Stroessner y en su continuidad bajo el ropaje “democrático” pero con la misma tutela partidaria por 19 años más. Esta política expulsiva de la oligarquía paraguaya enquistada en el poder, ha convertido a la vecina Argentina en el mayor destino del exilio paraguayo, en tal sentido, la delegación que partió para la capital paraguaya, Asunción, representa la dignidad y la memoria viva de seguir perteneciendo a aquella tierra que le diera nacer, y lugar a la que desea volver en algún momento de la vida. Esa carga simbólica en parte demuestra la historia de Juana (Juanita) Sabina Britos (60), quien minutos antes de abordar el colectivo confesó a APE que hace 54 años no ha regresado a Paraguay.
“Juntos, con mis padres, nos exiliamos en la Argentina, yo tenia apenas seis años cuando fuimos expulsados por la dictadura. Mi padre era simpatizante del partido Comunista, y eso fue su gran pecado para conocer el destierro. No sabés la emoción que tengo de volver a pisar tierras paraguayas, por que la cultura en todo lo sentido la mantengo”, confiesa Juanita. A su lado, su esposo, Agustín Colmán, también revela que volvió a Paraguay después de 47 años de exilio político para el festejo del triunfo de la Alianza Patriótica para el Cambio. Esta vez, la familia Colmán-Britos estará juntos a miles de compatriotas esperanzados rememorando el proceso histórico que abrió las puertas de la transformación del país a un año del bicentenario de la independencia.