Redacción- APE
Una comitiva de paraguayos residentes en Buenos Aires participará de la marcha del 20 de abril para celebrar el segundo aniversario del triunfo de la democracia en el Paraguay, simbolizada en la derrota electoral del Partido Colorado, tras 61 años de hegemonía, con una dictadura militar incluida, la de Alfredo Stroessner (1954-1989).
La comitiva pretende significar su apoyo y participación al proceso iniciado entonces, cuando Fernando Lugo fue electo por la mayoría y proclamado presidente en los comicios de abril de 2008. Muchas de las plataformas que llevaron a Lugo a la presidencia todavía no han podido desarrollarse debido a que hasta su vicepresidente −el liberal Federico Franco− oficia de opositor a la hora de implementar las políticas de reforma social en el país. El parlamento paraguayo persigue a todas las carteras del Poder Ejecutivo como nunca antes: cada semana, al menos tres informes son requeridos por el Congreso a los ministerios y a las dependencias que están bajo la responsabilidad de Fernando Lugo; de esta manera, no hay tiempo para discusiones profundas sobre las políticas públicas. La prensa ha sido una herramienta muy eficaz para el acoso al Poder Ejecutivo por parte del poder real. Incluso ABC Color, el periódico más importante de Paraguay, en un editorial incitó a los militares paraguayos a “actuar con patriotismo”, justificando al golpe encabezado por Augusto Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende en Chile, en el año 1973.
Los paraguayos residentes en Buenos Aires tuvieron una activa participación en los comicios del 20 de abril de 2008, cuando organizaron un contingente de 3 mil votantes que en una maratón simbólica salió en tren desde Buenos Aires para participar de las elecciones. Oficialmente, los paraguayos residentes en el exterior no pueden votar; sin embargo, en esa oportunidad, los nuevos migrantes que se habían inscripto en el padrón protagonizaron un histórico y significativo acto democrático al viajar 38 horas para sufragar.
Hoy, a dos años de aquel gesto, un importante grupo viaja nuevamente camino a Asunción para plantear las banderas de las reivindicaciones históricas de los migrantes: Derecho al voto en el extranjero, Derecho a la doble ciudadanía, Bancarización pública de las remesas. Estas reivindicaciones dependen directamente del Poder Legislativo, aunque pudieran instalarse en la agenda a iniciativa del presidente Lugo.
Otro de los pedidos de esta comitiva es el fin de la manipulación con referencia a los nombramientos de los embajadores paraguayos para los países de América del Sur. En Argentina y Brasil, principales rutas y mercados de los productos paraguayos, Fernando Lugo no ha podido nombrar embajadores debido a las trabas del Senado, pues los legisladores deben llegar a un Acuerdo Constitucional para la aprobación de los nombramientos de los representantes nacionales ante otro Estado.
Paraguay es uno de los países más pobres de Sudamérica. Se estima que el 40% de la población vive en condiciones de pobreza, mientras que el 20% en condiciones de indigencia. Con una densidad poblacional de 6,8 millones de habitantes, su economía se basa en la producción de soja, cereales, carne vacuna, madera, cuero, textiles. Una de las principales fuentes de ingreso del país son las remesas enviadas por paraguayos víctimas de una emigración expulsiva que coloca mano de obra barata principalmente en Argentina, Estados Unidos, España y Brasil.
La reforma agraria es otro de los temas centrales que afecta directa y positivamente a la migración paraguaya. Sin embargo, el gobierno de Fernando Lugo no ha podido resolver siquiera el tratamiento del Impuesto a la Renta Personal a causa de las constantes trabas en el Congreso. El retorno de los que fueron expulsados debido al monocultivo de la soja será imposible mientras no se aborde una reforma agraria integral e inclusiva que permita la reinserción de quienes debieron emigrar por falta de oportunidad laboral.
Las organizaciones que defienden el proceso democrático en el Paraguay aluden la dificultad de plantear un cambio radical en las políticas públicas en tan poco tiempo. Por ello, la dura pelea para obtener mejores condiciones inclusivas para todos será una lucha contra la estructura de clientelismo montada durante casi 62 años por los partidos políticos tradicionales.
Una de las políticas públicas planteadas por este gobierno es una bandera de logro que los migrantes paraguayos en el exterior toman como propia: la renegociación de los Tratados de Itaipu y Yacyreta, de tal forma que el Paraguay pueda disponer de las energías para su comercialización y utilizarlas para en beneficio del desarrollo del país.