Redacción APE
Esta mañana, la Villa 21 del Barrio Barracas de la ciudad de Buenos Aires se vistió de banderas paraguayas para saludar a la imagen de la Virgen de Caacupé que recorría en procesión por los callejones y pasillos del barrio que alberga aproximadamente unas 75 mil familias paraguayas.
El barrio había despertado como todos los días, con las cumbias de las madrugadas. Sin embargo, las mesitas con manteles blancos en las veredas pronto darían un ambiente especial de fiesta. Las vírgenes azules, las flores, las velas, los globos, las guirnaldas, las niñas vestidas de paraguayitas inspiraban un tono distinto en los rostros de quienes iban llegando al barrio. Allí se celebraba una fe que traspasa las fronteras: la fé en la Virgen de Caacupé.
Estaba la Virgen Caacupé, la de la villa, la de la gente sencilla, la que es de los campesinos que vinieron de sus pueblos hablando guaraní. Esa virgen que atiende a las madres que rezan por sus hijos que están en la droga por conflictos de identidad en un país que no es de ellos. Esa, la Virgen que consuela en el “techaga´u”, que salva del suicidio, que da la esperanza de volver alguna vez al país. También estaba el padre José María Di Paola- Padre Pepe- homenajeando con una celebración de la misa en guaraní e inspirando la alegría de todos los que allí estaban, sin salir en los canales de tele. Los canales de tele hacían famoso al Padre Pepe cuando salía a denunciar que los traficantes de droga lo amenazaban de muerte, hace unos meses, pero nunca mostraban en los programas a los jóvenes que se reunían en la Iglesia Caacupe´i de la Villa para evitar la droga y para aprender oficios.
Mientras tanto, en Paraguay, la iglesia se jugaba en la política hoy. En la homilía de Caacupé, sus representantes criticaban la paternidad irresponsable en clara alusión al presidente, mientras nadie hablaba de la prohibición del uso del preservativo que hace la iglesia. Hablaban de terrorismo y lucha de clase tomando el discurso de los ricos quienes instalan ese tema para eludir el problema real del país: que cada vez más paraguayos son desplazados de sus hogares porque no tienen oportunidades en su país por falta de acceso a la tierra y falta de trabajo.
Pero dicen que la fe mueve montañas. La Virgen, esta virgen de los pobres, logrará alguna vez que todas las vírgenes la escuchen y dejen de hacerles caso a los ricos para dar un poquito a los pobres. La virgen de la villa castigará alguna vez a los senadores que sacan la comida a los pobres a través de los recortes presupuestarios en los ministerios de ayuda social. Que así sea! Amén!
EN LUJAN: El gran encuentro de todas las virgenes de Caacupé que migraron a Buenos Aires será el próximo domingo en Lujan, provincia de Buenos Aires.